martes, 24 de febrero de 2015

Lo que el río ve


Juegue quien juegue

UNAI OIARTZUN

Admito que bajé al Stadium Gal con la extraña sensación de conformarme con un empate. Más que por el antecedente de la derrota en Majadahonda, por la plaga de bajas que asolaba el centro del campo txuribeltz. No imaginaba un Real Unión realmente competitivo sin Rodellar, Mikel Alonso, Eneko Romo o Juan Domínguez. Iriondo había participado muy poco en liga, y lo había hecho siempre acompañado de al menos uno de los veteranos. En esta ocasión formaba pareja con Urkizu, toda una incógnita a la vuelta de su lesión, y más si cabe en una posición que no es la natural. Por si fuera poco, Aitor Zulaika optó por jugar con dos delanteros. De modo que esperaba un centro del campo despoblado y descontrolado. Lo fue, pero por ambas partes. El balón no pasó demasiado tiempo en la medular. Cruzó el campo rápidamente, de área a área. Las ocasiones se sucedieron, y lo raro es que el marcador acabara reflejando el empate a cero.

No sería justo desmerecer el trabajo de los citados centrocampistas. La verdad es que se desvivieron por cumplir en una tarde complicada para ellos, y ejemplo de su esfuerzo son las sobrecargas que obligaron a Iriondo a abandonar el verde. Le sustituyó el central Arzamendi, que solventó la papeleta de la mejor manera posible. Con esto quiero remarcar el papel que están jugando los teóricos suplentes. El Unión está viviendo un momento verdaderamente complicado a causa de las lesiones. Pero la plantilla está respondiendo, para reducir el daño de las bajas a la mínima expresión. A pesar de todos los contratiempos, el equipo sigue compitiendo, sigue sumando y se mantiene en el grupo cabecero. Eso permite al resto trabajar con la tranquilidad necesaria, para recuperarse del todo y llegar al cien por cien al tramo decisivo del campeonato. El mérito de la gran temporada que está realizando el Real Unión lo tienen todos y cada uno de los jugadores. Además del cuerpo técnico, claro está.

¿Preocupa el hecho de no haber sumado más que un punto en dos jornadas? Verdaderamente, no. Tras el tropiezo del Cerro del Espino, el Unión volvió a mostrarse competitivo ante el Getafe B. Incluso con un centro del campo mermado, mantuvo la portería a cero y generó cantidad de ocasiones de gol. Faltó definición, calidad en los últimos metros. Galán no tuvo la puntería de sus mejores tardes, y se marchó visiblemente enfadado por esa razón. Goikoetxea, Silas y Ozkoidi también estuvieron a punto de conseguir el ansiado gol. Pero a veces los defensas, otras un acertado guardameta visitante, evitaron la victoria local. Llegarán de nuevo los partidos en los que media ocasión sirva para ver a los txuribeltz con ventaja en el marcador. De momento toca saborear el punto como se merece. Valorarlo, descansar y preparar el siguiente asalto. No hay tiempo para lamentarse. Los rivales aprietan y obligan a puntuar. Sea en casa, o lejos de ella. En este caso, en el estadio Fernando Torres de Fuenlabrada.

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