martes, 2 de junio de 2015

Lo que el río ve


Con las botas puestas
UNAI OIARTZUN


Termina la temporada, y entra en la historia del Real Unión. Lo hace por ser la del centenario del club, pero también por un éxito deportivo muy por encima de las expectativas. El equipo txuribeltz ha cumplido, con creces, los objetivos marcados en pretemporada. Ha sido competitivo, ha demostrado carácter y personalidad. Ha hecho vibrar a los aficionados, devolviendo la ilusión y la pasión al Stadium Gal. El Real Unión ha vuelto a ser campeón, conquistando la Copa Federación y celebrando su consecución tal y como la ocasión lo merecía. Pero es que además, el equipo ha logrado ser cuarto en la dura competición de la regularidad. Solo tres equipos han sumado más puntos que los txuribeltz, que han disfrutado del premio de jugar una fase de ascenso. Algo que el más optimista de los aficionados, difícilmente llegaba a soñar en agosto.

La derrota de Murcia no es un fracaso. Es una  pena, eso sí, porque el equipo tuvo cerca el pase, a pesar de todas las dificultados con las que se topó en el camino. Pero creo que nadie debería sentirse decepcionado con la eliminación. El UCAM Murcia demostró ser un equipo superior, al menos a estas alturas de la temporada, porque considero que el Unión no ha llegado en el estado óptimo al play-off. En cualquier caso, el UCAM se marchó de Gal con sensación de poderío, y la confirmó al amparo de la Condomina. El equipo local tuvo el balón, dominó a los unionistas y generó cantidad de ocasiones de gol. Por si fuera poco, el colegiado desequilibró aún más la contienda, al expulsar a Silas en la antesala del descanso. La eliminatoria se puso muy cuesta arriba para el Union. Precisamente por eso, me quito el sombrero ante el partido que realizaron los txuribeltz.

El despliegue táctico y el derroche físico fueron dignos de elogio. El equipo defendió dura y ordenadamente. Los jugadores se juntaron y se apoyaron mutuamente, en un ejercicio de resistencia numantina que rozó lo heroico. La opción del Unión estaba clara. Aguantar todo lo posible, con la esperanza de que una acción aislada, o una jugada de estrategia terminara con el balón en la red. Pese a jugar con diez y arrastrar una fatiga comprensible, los de Zulaika llegaron a crear peligro y a generar nervios e inseguridad en las filas murcianas. El Real Unión forzó la prórroga y siguió dispuesto a llevar su resistencia hasta el límite. El problema era que cualquier despiste, podía condenar a los de Irun a verse por detrás en el marcador, como ocurrió en el minuto 105 del partido. Sin embargo, incluso con desventaja, el Unión no bajó los brazos. Jamás se dio por vencido.

Entonces llegó el pase magistral de Romo, y todo el unionismo se levantó al ver a Galán encarar la portería. Lástima que el balón no le llegó en posición de golpearlo con la zurda. Otro gallo hubiera cantado en tal caso. Con ese susto terminó el partido. Con un Unión que compitió hasta el último suspiro y a punto estuvo de dar la sorpresa. De todos modos, la tristeza no puede durar demasiado. Hay motivos para pensar que el Real Unión ha vivido el primer año de su recuperación tras la  travesía por el desierto. Las celebraciones del centenario están lavando la maltrecha imagen del club, que por otra parte, parece haber encauzado el aspecto económico. En lo deportivo, el presente ha sido un año memorable. Por eso, abogo por la continuidad. Si Aitor Zulaika sigue al mando, y una gran parte de la actual plantilla funciona como base de la siguiente, habrá motivos para seguir soñando.