Cabeza
de carrera
UNAI
OIARTZUN
Liderar la clasificación a mediados de febrero no es fruto de la
casualidad. No es cuestión de suerte. Cuarenta y tres puntos avalan
al Real Unión, en este momento, el mejor equipo del grupo, con todo
merecimiento. El liderato es un premio al incansable trabajo, a la
constancia, a la superación y a una tremenda competitividad. El
aficionado unionista sabe lo difícil que es llegar a este punto, de
modo que el momento merece ser disfrutado y celebrado. Después de
años de infortunio, de sufrimiento e incluso de desencanto hacia el
club, el Real Unión vuelve a estar en lo más alto. Pero atentos,
esto no acaba aquí. Ni mucho menos. El conformismo, o el exceso de
confianza no pueden caer sobre el Stadium Gal. Quedan catorce
partidos para vibrar. Catorce jornadas para soñar. Es una carrera en
la que el Unión parte con ventaja. Un punto sobre el segundo, cuatro
sobre el quinto. Los txuribeltz ya no deben mirar más abajo. No
tiene sentido. Se lo han ganado, y ahora no les puede temblar el
pulso.
El Real Unión ha vuelto a acumular tres jornadas sin encajar un
gol. Ni Sanse, ni Guadalajara ni Toledo han logrado hacer diana en la
portería de Jon Tena. Los txuribeltz han recuperado la mayor solidez
defensiva, para construir el éxito a partir de ella. En el Pedro
Escartín los unionistas no consiguieron el tanto que les hubiera
proporcionado dos puntos más. Pero ante el Toledo, el gol de Galán
fue suficiente para lograr la victoria. El golazo de Galán, mejor
dicho, que se las apañó para superar a tres rivales y cruzar el
balón para adelantar a los suyos. El navarro volvió a su hábitat
natural, el área contraria, donde se encontró cómodo hasta que
tuvo que ser sustituido. Esperemos que sus dolencias sean pasajeras.
Volviendo al partido, lo cierto es que el Unión tuvo dificultades
para crear más ocasiones de gol. El Toledo esperó bien atrás, con
clara intención de buscar la sorpresa por medio del contragolpe. Fue
un rival duro, que a pesar de la expulsión, vendió cara su derrota.
Pero la defensa unionista volvió a ser una muralla infranqueable.
Los txuribeltz fueron conscientes del peligro que tenía el rival, y
sin volverse locos por matar el partido, lo dejaron morir poco a
poco. Falta de ambición le llamaran algunos. Otros lo verán como
una lectura correcta. Al final, lo importante es que los tres puntos
se quedaron en Irun. El Toledo se queda a siete puntos de distancia.
Demasiado lejos, si el rumbo no se tuerce en exceso. Lo dicho. Salvo
desastre, el Real Unión debería luchar, al menos, por entrar en la
fase de ascenso. De momento, toca dejar la liga a un lado. Los
txuribeltz deben centrarse exclusivamente en la vuelta de los cuartos
de final de la Copa Federación. Esta vez el reto entraña una
dificultad considerable. El Unión debe remontar la eliminatoria.
Aitor Zulaika es el encargado de considerar qué equipo es el
adecuado para tratar de lograrlo. En cualquier caso, los once que
elija deben saltar concienciados al terreno de juego, sabiendo que
pueden dar un gran paso para el Real Unión Club. También la afición
unionista debería entenderlo, y acudir al Stadium para apoyar a sus
jugadores. En juego, nada menos que el pase a una semifinal.
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