Esto va en serio
UNAI OIARTZUN
Lejos ha quedado el idilio que vivía últimamente la Real Sociedad B
con el Stadium Gal. El sábado se convirtió en un auténtico
infierno para los donostiarras, que sufrieron una aplastante derrota
a manos de un incontestable Real Unión. Los txuribeltz destrozaron
cualquier atisbo de duda que pudo haber surgido tras el doble empate
de las últimas jornadas. Se impusieron con autoridad y endosaron un
póquer de goles al Sanse, que pudo haber recibido más en caso de
que los locales lo hubieran necesitado. El control del partido fue
total por parte de los unionistas, que tomaron la iniciativa mucho
antes de la expulsión de Bispo. El sábado se jugó al ritmo y al
modo en el que el Real Unión quiso. El Sanse, desdibujado, se limitó
a aguantar como buenamente pudo. Fue el partido más cómo de toda la
temporada para los txuribeltz.
El derbi se puso muy de cara para los de casa en apenas diez
minutos. Primero con el zurdazo de Galán, que demostró sus dotes a
balón parado. Luego con la expulsión de Bispo, merecida, por
prematura que fuera. Para poner la guinda antes del descanso, Callens
cabeceó al fondo de su portería al intentar despejar el balón.
Poco más podía pasarle al filial txuri-urdin. Sin embargo, no
debería achacar la derrota a la mala suerte. El Sanse dio una imagen
pobre, y no fue exclusivamente a causa de la inferioridad numérica.
Hasta la acción de la segunda tarjeta amarilla, el Unión dominó el
partido, robando el balón y encontrando huecos entre las líneas
rivales de manera constante. Sin tener ocasiones claras, los
txuribeltz crearon peligro insistentemente. Tras el primer gol, el
partido dio un vuelco. Pero el Real Unión no cambió en absoluto.
En la segunda parte, los de Zulaika mostraron maneras de equipo
campeón. Mantuvieron el ritmo y la presión sin que les importara la
ventaja que reflejara el marcador. Tuvieron hambre de fútbol, hambre
de goles, y deleitaron a una afición que no termina de acostumbrarse
a semejante nivel de entrega. Hacía tiempo que el Stadium Gal no
disfrutaba de un equipo tan luchador. Ver a Mikel Alonso, a Iñaki
Goikoetxea o a Juan Domínguez desviviéndose por cada balón es
síntoma de la ilusión que se vive en el vestuario unionista. Los
veteranos creen en las posibilidades reales de este equipo, y los más
jóvenes deben dejarse contagiar. La confianza va en aumento, pero el
nivel de exigencia no puede disminuir. La igualdad sigue patente en
la clasificación, y cualquier relajación podría acabar con el
sueño unionista.
Porque inevitablemente, nadie mira ya a la permanencia como único
objetivo. Dos victorias más asegurarían la continuidad del Real
Unión en Segunda División B. Es impensable no cumplir con esa meta.
Pero hay que superarla. A partir de entonces, los txuribeltz tendrán
licencia para aspirar a cotas más elevadas. Las dos próximas
jornadas podrían marcar el rumbo. El Unión visitará al
Guadalajara, cuarto, y recibirá al Toledo, séptimo clasificado. Las
aspiraciones de los txuribeltz podrían depender de los próximos
resultados. Eso en cuanto a la liga. En Copa Federación, el Real
Unión ha alcanzado los cuartos de final y puede plantearse ya la
posibilidad de luchar por la competición. El próximo escollo es
bastante más complicado que el Almudévar. El Atlético Baleares es
un equipo de 2ªB que ha conseguido eliminar al Toledo en la ronda
anterior. Pero el premio de jugar una semifinal es suficiente
motivación como para no permitir el mínimo despiste.
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