martes, 13 de enero de 2015

Lo que el río ve

Unión ante la adversidad
UNAI OIARTZUN

Lo más gratificante del partido del domingo fue la imagen que presentó el Stadium Gal. La afición acudió en masa a la llamada de su equipo, y las gradas se llenaron como en las mejores ocasiones. El Real Unión se sintió arropado por su público, que animó y presionó para crear un precioso ambiente. Los menos habituales que se decidieron a bajar al Stadium no pudieron presenciar el vibrante duelo entre iguales que hubiera sido el partido ante el Huesca, en caso de que el Unión hubiese estado al cien por cien. La realidad es que el equipo txuribeltz saltó al verde muy mermado por las bajas, sobre todo en el centro del campo. Juan Domínguez por tarjetas, y Mikel Alonso por lesión, dejaban tocada la medular. Por si fuera poco, Eneko Romo abandonó el césped a los diez minutos, aquejado de un pinchazo. La mala suerte se cebó con el Unión, porque incluso su sustituto, Ozkoidi, terminó lesionado. De modo que el trabajo se multiplicó para Rodellar y para un Urkizu desplazado.
              Los unionistas se emplearon a fondo, y bregaron intensamente. Pero el poderío físico del Huesca acabó imponiéndose en el centro del campo. Partiendo de esa superioridad, los aragoneses dominaron el partido y tuvieron ocasiones para lograr los tres puntos. Es la realidad del encuentro del domingo. Cosa que no resta un ápice de mérito al punto amarrado por los txuribeltz. Todo lo contrario. Pese a ser inferior al rival debido a las circunstancias, el Real Unión se vació luchando por cada balón. Le faltaron creación y desborde para atacar la portería rival. Pero hizo un trabajo tremendo a la hora de defender la de Tena. El unionista fue un equipo ordenado y disciplinado, consciente de sus limitaciones, pero conocedor también de las posibilidades que le ofrecía un marcador apretado. Cuando el Real Unión no es capaz de generar peligro elaborando la jugada, le queda el balón parado. Un arma útil de la que los txuribeltz saben sacar provecho. Sin ir más lejos, el gol de Galán vino de una falta lateral. Sin haber tenido ocasiones claras, el equipo sacó petróleo de la jugada, para adelantarse en el marcador.
             De la segunda parte podía esperarse a un Real Unión afanado en mantener la ventaja. Así lo hizo, pero sin renunciar a conseguir el gol de la sentencia. Arriesgándose, a veces a dejar desamparada la portería de Tena. Así llegó el gol del empate, en un contraataque bien ejecutado, en el que sin embargo, pudo haber una posición de fuera de juego. De todos modos, no fue el mayor error del trío arbitral. El Huesca jugó al límite, y si no que se lo pregunten a Iñaki Goikoetxea. A partir del empate, de todo pudo pasar. El Huesca estuvo a punto de conseguir la victoria, pero también el Unión tuvo sus oportunidades, con el balón parado como mejor argumento para creer en la victoria. El reparto de puntos final contentó a los dos equipos, que siguen en lo alto de la tabla. Tampoco ha venido mal el empate a los rivales, que han recortado distancias. La zona de play-off se ha apretado más todavía, con los cuatro equipos en tres puntos. De modo que la próxima jornada podría dejar un panorama bien distinto. El Real Unión visita Las Llanas, el difícil feudo del Sestao, que acumula dos derrotas consecutivas. El mayor problema del Unión volverá a ser sus propias bajas. Necesita que los tocados evolucionen con la mayor brevedad posible.

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