martes, 9 de septiembre de 2014

Lo que el río ve

Una vez más
UNAI OIARTZUN
Volvió a ocurrir. Decenas de aficionados unionistas se acercaron a las instalaciones de Zubieta. Albergaban la esperanza de ver a su equipo ganar el derbi guipuzcoano. Pero de nuevo se dieron de bruces con la realidad. Si hay un partido que año tras año resulta especialmente complicado para el Real Unión, es el derbi de Zubieta. En esta ocasión, la Real Sociedad B desarboló a lo txuribeltz tirando de velocidad  y verticalidad. El Unión fue un equipo desdibujado, nada que ver con lo demostrado en las dos jornadas anteriores. Recibió tres goles, y bien podía haber sido alguno más. El Sanse humilló a los de Irun, y los aficionados abandonaron Zubieta con la cabeza gacha, degustando el amargo sabor que casi año tras año experimentan en la salida más cercana de la temporada.
                Pero perder en Zubieta no fue cosa del destino. El Real Unión no mostró su mejor versión, y el Sanse supo aprovechar las carencias de los txuribeltz. Explotó sus posibilidades hasta destrozar al rival. Aitor Zulaika recuperó la idea del Alcoraz. Colocó a Azkoiti en el lateral derecho, adelantando a Urkizu al extremo. Puede tratarse de una apuesta de cara a los partidos de fuera de casa. Pero al menos en esta ocasión, no dio resultado. Azkoiti es un jugador contundente, pero lento para la posición de lateral. De modo que se vio reiteradamente superado por la velocidad de Hervías o de Héctor Hernández, artífice del primer tanto de la tarde. El gol fue un punto de inflexión. Porque hasta aquél momento, el Real Unión había llegado incluso a dominar el partido. Sin crear excesivo peligro, pero conteniendo y controlando a los txuri-urdin, por medio de la colocación y de la presión.
                El tanto cambió el partido, y todo lo que habían logrado los txuribeltz fue desmoronándose poco a poco. El final de la primera parte fue de total dominio donostiarra. El Sanse se sacudió los nervios y las dudas y se sintió capaz de hacer daño al rival. El Unión aguantó el chaparrón con el objetivo de llegar cuanto antes al tiempo de descanso. Sin embargo, el paso por el vestuario no cambió demasiado las cosas. Durante la segunda parte, el de Zulaika fue un equipo roto, falto de ideas y de eficiencia en la creación. A partir de los cambios el equipo terminó de partirse. Sin Rodellar ni Mikel Alonso, el Unión perdió el centro del campo. Y a pesar de contar con dinamita en las inmediaciones de la portería de Bardaji, no había manera de hacer llegar el balón a ese extremo del campo. Mientras tanto, Oyarzun y Hervías se pusieron las botas ante los pasillos que dejaban los txuribeltz.
                Pasado el mal trago de Zubieta, el Real Unión necesita corregir sus errores para minimizar el daño durante las próximas jornadas. Uno de los mayores problemas es la evidente debilidad defensiva, que por lo visto el sábado, va más allá de las jugadas de estrategia. Pero además es necesario que el Unión recupere la conexión entre las líneas, la colocación y el orden que mantiene unido al equipo. Ser un bloque y trabajar en la misma dirección es un gran paso hacia la victoria. Hacia los tres puntos que necesita sumar el conjunto txuribeltz. La próxima jornada depara otro encuentro de máxima dificultad. El líder Guadalajara visita el Stadium Gal. El manchego es el único equipo que ha sumado los nueve puntos en juego. Mucho debe mejorar el Unión para conseguir la victoria.

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