Más que nunca
UNAI
OIARTZUN
¿Y ahora qué? El resultado del
domingo ha superado el peor de los presagios. Pocos podían imaginar que un
rival descendido iba a ser capaz de sorprender al Real Unión. Menos con la gran
necesidad que arrastraba el equipo. En la previa, Sergio Francisco admitía y
asumía la importancia del partido, que podía marcar el futuro del Unión en
Segunda División B. Sumar los tres puntos era vital en el camino hacia la
permanencia. Por eso el golpe ha estremecido a la familia txuribeltz. Con la
derrota en Sariñena, el riesgo de descenso es muy real. La mayor tempestad de
los últimos años se abalanza sobre el Real Unión. En el peor de los casos, las
cinco últimas jornadas podrían cerrar un capítulo en la historia del club
irundarra.
Era
impensable, pero se cumplió. El Sariñena sumó la tercera victoria de la
temporada. En la jornada siguiente a su descenso matemático, doblegó al equipo
unionista en un alarde de orgullo y profesionalidad. Logró un gol tempranero
que le armó de valor para defender su ventaja con uñas y dientes. Y vaya si lo
logró. El tanto tuvo el efecto contrario
en el Real Unión. Los txuribeltz
sufrieron el ansia y la imperiosa necesidad de ganar el partido. La mala suerte también tuvo su grado de
importancia en forma de lanzamientos al poste. Pero en general, la
precipitación y el desorden acabaron condenando a los unionistas. Las ocasiones
tardaron en llegar y cuando lo hicieron, los remates fueron defectuosos.
Podríamos discutir el once inicial, o la disposición de los jugadores sobre el
campo. El propio Sergio Francisco decidió recular en el tiempo de descanso. Sin
embargo, el mayor problema del Unión volvió a ser la presión que atenazó a los
jugadores.
La
decimocuarta derrota de la temporada ha sido especialmente dolorosa. Al menos
para la afición txuribeltz. Me preocupa pensar en la plantilla, que estaba
ciertamente afectada antes de la visita a Sariñena. ¿Podrá levantarse a tiempo de
prepararse ante lo que se avecina? La unión va a ser imprescindible en lo que
queda de temporada. Los jugadores necesitan sentirse arropados, ya que Gal puede
ser el trampolín hacia la permanencia. Quedan dos partidos en casa, en los que
el equipo y la afición deben ir de la mano. Llegó la hora de que todos los
unionistas sean conscientes del peligro, aparquen por las rencillas, arrimen el
hombro y hagan un último esfuerzo. El club también podría abrir las puertas del
Stadium ante el cariz que están tomando los acontecimientos. La afluencia
numerosa y el apoyo del público pueden resultar determinantes en el desenlace
de la temporada.
La
fortuna ha acompañado en la última jornada en lo que a resultados de los
rivales se refiere. Las derrotas del Getafe y del Laudio han devuelto el aire a
los de Sergio Francisco. Pero estando la permanencia en juego, no hay duda de
que acabarán ganando. Obligarán al Unión a hacerlo, y es difícil pensar cuándo
logrará el equipo sumar los tres puntos. La racha es nefasta, y el calendario,
temible. Pero es inútil pensar en el pasado, en cómo ha llegado el Real Unión a
la actual tesitura. Es el momento de apretar, de salir a morder en cada
partido. Solo el cien por cien de sus posibilidades servirá al equipo para
rascar puntos en lo que queda. No hay otra salida. Ya habrá tiempo para la
reflexión, y para el debate. Pero ahora, el futuro del Real Unión se decide en
el terreno de juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario