Cuando todo se tuerce
UNAI OIARTZUN
No recuerdo un partido semejante
al que vivimos el domingo en Stadium Gal. El Real Unión estaba prácticamente
sentenciado desde el minuto veinte. Decisiones arbitrales, errores propios y
aciertos del rival, desequilibraron la balanza en dos jugadas. Todo empezó con la mano en el área madrileña.
Pareció muy clara, pero el colegiado la pasó por alto. Mientras los unionistas
se afanaban en protestar y en pedir la pena máxima, Mariano ya se había
plantado solo delante de Otermin, ante la pasividad de la defensa irundarra.
Xixa se jugó el tipo y acabó expulsado. Itxaso estaba en la grada, precisamente
por haber visto tarjeta roja en la jornada anterior. De modo que el joven
Santamaría volvió a verse envuelto en una empresa que le vino demasiado grande.
El
encuentro había cambiado por completo y acabó de complicarse en los diez
minutos posteriores. Con un gol, el primero, en el que en el que el meta pudo
hacer algo más. Y con otro tanto, el segundo, que envolvió la polémica. Medio
minuto necesitó el árbitro para señalarlo, ante la duda de una posible falta
del delantero. Totalmente cuesta arriba para los txuribeltz. Por si fuera poco,
Sergio Francisco se sumó al enredo reculando, sin demasiado éxito, ante sus
propios errores. Sacrificó al canterano Urbieta, que debutaba en liga con el
primer equipo, para incorporar a Valín y adelantar a Yeray. ¿Por qué motivo?
Para recuperar un centro del campo que había perdido al retirar a Juan
Domínguez para cubrir la portería con Santamaría. Resultado, menos velocidad en defensa, y
pasillos continuos para la delantera rival. Sergio acabó desquiciado y vio la
segunda parte desde tribuna, al ser expulsado en el descanso.
El
segundo tiempo arrancó sin demasiado interés para el espectador, que veía los
puntos huir en el autobús del Real Madrid. También los debieron ver los
jugadores blancos, que salieron a hacer correr el tiempo, y no el balón. El
Real Unión apeló a la casta y al esfuerzo y nada se le pudo reprochar en una
digna segunda parte. Por desgracia, era demasiado tarde. Azkoiti recortó
distancias sacando provecho de un saque de esquina, pero la victoria visitante
nunca corrió verdadero peligro. El segundo tanto hubiera cambiado las tornas. Y
lo cierto es que estuvo cerca. Pero la falta de acierto unionista de cara a
portería acabó con toda esperanza de remontada. El choque terminó con pitada al
trío arbitral y aplauso mutuo entre afición y plantilla txuribeltz. Pero
también con caras largas y evidente preocupación.
La
situación se complica. Aún no es grave, pero aprieta. Seis puntos separan al
Real Unión de los puestos de descenso directo. Y no es uno, sino tres los
equipos que cuentan con los veintinueve puntos que marcan ahora la zona roja.
Por mucho que pese, los rivales ya ven a los de Irun como objetivo factible al
que dar caza. Su caída en picado ha devuelto la esperanza a más de uno. Si la
reacción no es inminente, el Unión se verá envuelto, de lleno, en la batalla
por escapar del descenso. La solución, o la confirmación total del peligro,
pueden llegar en las dos próximas jornadas. Los de Sergio Francisco visitarán
primero al Getafe, decimoquinto, y recibirán después al Tudelano,
decimotercero. Es el momento retomar el rumbo de la permanencia. No olvidemos
que el calendario será demasiado exigente a final de temporada. El Real Unión
no debe asumir más riesgos.
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