martes, 26 de marzo de 2013

Lo que el río ve

El tiempo vuela
UNAI OIARTZUN
En otras circunstancias, empatar y mantener la portería a cero en  el estadio de Las Gaunas hubiera sabido casi a victoria. Tampoco quitemos mérito al equipo. Logroño es una plaza siempre complicada, por lo que el hecho de no haber perdido, podría darse por bueno. El problema es que el tiempo corre, se agota poco a poco para desgracia del Real Unión. Las jornadas pasan y la desventaja se mantiene. Está estancada en siete puntos. De modo que el sabor del empate, es más bien amargo. Más si cabe, sabiendo el resultado del derbi vizcaíno del sábado. Las tablas entre Amorebieta y Barakaldo en Urritxe favorecían al conjunto irundarra y le ofrecían, de nuevo, una gran oportunidad de recortar distancias en la clasificación. Quedan siete jornadas y un escaso margen de maniobra. El empate ya no vale. Hay que sumar de tres en tres.
                En cuanto al choque en sí mismo, poco hay que comentar. Una vez más, las bajas condicionaban al equipo, que sin embargo, no se vio resentido en ese sentido. La defensa estaba tocada por las obligadas ausencias de Toño y de Herreros, e Idiakez, optó por recolocar a Valín en el centro de la zaga. Es un lujo tener un jugador como el portugalujo, capaz de desenvolverse con la misma solvencia en las dos posiciones. Formó pareja con Andriu, fichaje de última hora al que le costó entrar en el once, pero que está resultando ser el central más regular de la plantilla. No pasaron apuros y repelieron sin problemas las arremetidas del equipo rival. Tuvieron la impagable ayuda de Otermin, que se ha ganado la titularidad en la segunda vuelta. Lo dicho, no encajar un gol en dos jornadas es un dato a tener en cuenta.
                La mayor carencia, tal y como ocurriera en la jornada anterior, estuvo de cara a la portería rival. Parece mentira que este equipo fuera capaz de golear, de marcar hasta cuatro tantos por partido, hace menos de un mes. La pegada se ha agotado y coincidiendo con el fin de la racha de Igor Angulo, máximo artillero unionista, la escuadra txuribeltz ha dejado de ver puerta. Llega con peligro al área rival, logra infinidad de saques de esquina a favor, pero no saca suficiente provecho de todo ello. Si algo está dejando claro la presente temporada es que el gol funciona por rachas, y solo queda esperar que el domingo acabe la sequía. Otro dato importante, que ya no sorprende demasiado, es que Idiakez realizara un solo cambio en todo el choque. De acuerdo en que la convocatoria se completaba con dos jugadores del filial, pero el partido estaba atascado, y necesitaba  una alternativa. Infante está siendo una baza muy útil durante la temporada, pero también Chuchi, o por qué no Balerdi, podían haberle cambiado la cara al equipo.
                El punto de color en Las Gaunas, lo puso el medio centenar de aficionados irundarras, que llenaron un autobús para apoyar al equipo en Logroño. Es difícil, en los tiempos que corren, que un equipo se sienta arropado prácticamente en cada estadio en el que juegue. El Real Unión ha podido presumir de ello esta temporada. No solo eso, ya que en casa, el apoyo del público también ha resultado determinante. La parroquia txuribeltz ha tenido paciencia, ha asumido la realidad  y la circunstancia de cada momento, y no ha dejado de animar a su equipo, siendo consciente de sus carencias y de sus posibilidades. Eso es un valor que ha influido en la fortaleza que han demostrado los de Idiakez en Gal. Algo que no debe cambiar en las duras batallas que restan para la finalización del campeonato. La primera, la del domingo, con la engañosa visita del Sestao River al Stadium. El de la margen izquierda es un equipo que lucha por la permanencia, pero ha sido capaz de arrancar un empate al Alavés en la última jornada. Que nadie se confíe. Y hablando del líder, el próximo equipo en visitar Mendizorrotza no es otro que el Amorebieta, que lleva un punto de doce posibles. No quiero adelantar acontecimientos, pero de ganar al River, el Unión podría acabar incluso a cuatro puntos del play-off. Queda clara la primera condición.

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