Haciendo afición
UNAI OIARTZUN
El valor de la victoria del
sábado no se limita a la goleada endosada a la Real Sociedad B. La capacidad de
reacción, la rápida remontada, significa un gran salto cualitativo. El
sufrimiento, las polémicas arbitrales, los errores cometidos, han hecho fuerte
a un Real Unión que es ahora mucho más competitivo, que no baja los brazos y
que sabe gestionar un resultado. El
equipo ha madurado y tras un mes pésimo en lo deportivo, ha sumado siete de los
últimos nueve puntos. Y además de sumar,
ha sido capaz, como en el caso de la primera parte del sábado, de obsequiar a su público con algunos
de los mejores minutos de fútbol en lo que va de temporada. Por no hablar de
los goles, otros cuatro tantos de muchos quilates.
El
derbi ante el Sanse fue un choque relativamente tranquilo para el Unión. Salvo en
la fase central de la segunda mitad no vio peligrar la victoria, que por otra
parte, se antojaba complicada tras el desparpajo inicial de los donostiarras.
El golazo de Kenan Kodro hacía presagiar el peor de los desenlaces, más que
experimentado ya en los derbis precedentes. Pero la salida de los donostiarras
resultó ser un espejismo y no tardó en diluirse ante el dominio y la pegada de
los de Imanol Idiakez. La primera parte fue txuribeltz y el tanto del empate, aunque se hizo
esperar, cambió el pronóstico del partido. La banda izquierda fue un pasillo y
Angulo y Kijera causaron estragos ante un impotente Zaldua. De ahí vino el gol,
tras un centro medido de Angulo, rematado con violencia por Lambarri. El
delantero había tenido más de una clara ocasión y celebró el tanto con la rabia
del que se sabe observado y juzgado por su capacidad goleadora. Ayer el
bilbaíno se marcó un auténtico partidazo, igual que su paisano, el de la zurda
de oro, que completó la remontada antes del descanso.
En
la segunda parte el partido perdió en chispa, en intensidad, en interés incluso
en lo que al espectador se refiere. Pero el Real Unión sabía a lo que jugaba y
controló el partido para matarlo al contraataque. ¿Que el segundo tanto de
Kodro era legal? Es posible, pero los de Irun tenían su tarde y dudo de que el
gol cambiara las tornas. Domínguez amplió la ventaja y Angulo puso la puntilla,
superando de vaselina a Tena, guardameta irundarra de la Real Sociedad. La manita estuvo más cerca que el empate y
solo la falta de puntería evitó una goleada de escándalo. El público se fue encantado y despidió a su
equipo con una sonora ovación. La afición disfrutó en la grada y el equipo en
el campo, también. La presión que lo atenazaba ha dado paso a la confianza y
eso se nota en el juego, en cada decisión que toman los jugadores.
La
imagen y las sensaciones tienen la mayor importancia en este momento, pero
incluso los resultados han sonreído al Real Unión esta jornada. Tres gigantes
del grupo, como son Alavés, Eibar y Amorebieta, perdieron sus partidos y el
Barakaldo no pasó del empate. Queda claro que hasta los más fuertes tienen su
crisis y lo bueno es que los de Irun ya la han pasado. Lo importante es seguir
en la pomada, atentos a cualquier desfallecimiento que se pueda dar en los
equipos de arriba. Llama la atención el caso del Eibar, que tras una primera
vuelta de campeón, se encuentra inmerso en una racha negativa de la que no
consigue salir. De sobra conocemos la dificultad de esa situación. El Eibar puede
ser la presa a cazar. Por ahora toca enfrentarse en Tajonar a un Osasuna
Promesas que lucha por eludir el descenso, pero que viene de ganar al Alavés en
Mendizorroza. Ahí es nada.
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