martes, 19 de marzo de 2013

Lo que el río ve


Paso atrás
UNAI OIARTZUN
A pesar del punto cosechado y de la escasa repercusión que los resultados han tenido en la clasificación, no hay duda de que el empate del domingo es negativo para el Real Unión.  Debido a la derrota del Amorebieta, no supone un retraso en la tabla, pero rompe la buena dinámica de goles, victorias y alabanzas.  El público de Gal se había malacostumbrado a las recientes goleadas registradas a orillas del Bidasoa. Por eso el domingo, no podía reconocer a ese equipo vistoso, valiente y ofensivo, diluido entre la maraña defensiva tafallesa. El conjunto txuribeltz sigue séptimo a siete puntos del play-off, pero ha perdido algo más que una jornada. Ha desaprovechado una opción de recortar distancia, y sobre todo, ha perdido la esperanzadora imagen de los últimos partidos. La espontánea ovación que el público ofreció el escuchar el nombre de Eneko Romo por megafonía, fue una de las únicas notas positivas del encuentro. El capitán ha dejado huella y se hace raro verle defender un escudo que no sea el del Real Unión.
                Los primeros compases del envite del domingo no mostraron a un Unión brillante, pero pocos pensaban en un rácano empate a cero como resultado. En el momento en el que los de Idiakez abrieran la lata, los goles se sucederían y los tres puntos se quedarían en Irun. Qué felices se las prometía la grada, y qué distinto fue el desenlace. El momento de la expulsión fue clave en el devenir del encuentro. Yoel optó por el suicidio, haciendo una entrada de roja directa, cuando tenía ya una amarilla anotada. La superioridad numérica parecía confirmar la predicción inicial, pero Sergio Amatriain optó por la opción más inteligente en su situación. La Peña Sport aparcó La Tafallesa en el área y confió en la defensa para rescatar un valioso punto del Stadium Gal. De esa manera, la ventaja se volvió en contra de un Real Unión que necesita espacios para lucir. Una defensa bien cerrada supone un enorme quebradero de cabeza para el equipo de Imanol Idiakez. La impotencia, aquella preocupante falta de recursos de las primeras jornadas, volvió a ser la molesta compañera del Unión en la tarde del domingo.
                Una parte del problema estuvo en la disposición táctica elegida por el técnico. Un cambio obligado por las bajas en defensa, que sin embargo, podía haber tenido otra solución. He leído dos cosas, tanto que el Unión jugó con una defensa de tres, como que Vicente Moscardó ocupó la posición de lateral derecho. La razón de esa confusión es bien sencilla. Moscardó no estuvo ni en el lateral ni en el centro del campo, porque anduvo perdido, tratando de cumplir con una labor que no es la suya. Ese error desequilibró al equipo, que además de sacrificar a una importante pieza en la creación, perdió profundidad en las bandas. La izquierda no es igual sin Kijera y la derecha sencillamente no aportó. No solo por la colocación de Moscardó sino porque Chupe está desaprovechado cuando juega pegado a la cal. No hay duda de que los mejores minutos del madrileño han coincidido con sus actuaciones en la media punta. El domingo tampoco estuvo acertado, igual que sus compañeros de ataque, que chocaron constantemente con el muro de la Peña. Insistieron en centrar balones que una y otra vez, escupía la defensa navarra. Fallaron las escasas ocasiones que tuvieron y cuando por fin Angulo consiguió perforar la portería, apareció el colegiado para sellar las tablas en el marcador. Es curioso, pero aun siendo el de casa el equipo que dominó el encuentro, fue la Peña quien tuvo algunas de las ocasiones más claras. Al final, habrá que pensar que el empate es el mal menor.
                Nueve jornadas quedan para despedir la campaña. Nueve partidos en los que al Real Unión, no le queda más opción que seguir centrado rascar lo máximo posible de cada choque. Ojalá acabemos acordándonos, para bien, del punto cosechado el domingo, pero por el momento, conviene tomarlo como un bache en el camino. El conjunto txuribeltz ha demostrado, con creces, que es capaz de levantarse de la más dura de las derrotas, por lo que habrá que confiar en la enésima reacción del equipo. Esta vez tendrá que producirse lejos de de Gal, en el siempre complicado estadio de Las Gaunas, en Logroño. El primer autobús de aficionados irundarras ya está completo, por lo que el apoyo en tierras riojanas está asegurado. A la afición desde luego, poco más se le puede pedir.

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