UNAI OIARTZUN
Uno de los principales objetivos
de cualquier equipo ambicioso a principio de temporada, es el de hacerse fuerte
en casa. Sacar el máximo número de puntos posible jugando como local. Una
premisa simple de entender, pero harto complicada en su consecución. Por
fortuna, es exactamente lo que está consiguiendo el Real Unión con el paso de
las jornadas. No empezó bien, nos quejábamos del escaso respeto por parte de
los colegiados y de la apatía del respetable irundarra. Pero el equipo, a base
de juego y entrega, ha conseguido darle la vuelta a la situación. Van tres
victorias seguidas en Gal, a cada cual más disputada y trabajada. El de a
orillas del Bidasoa, se está convirtiendo en ese escenario que todos
quisiéramos, complicado, temido incluso por el rival, y fuente de confianza
para equipo y afición local. Nuestro Stadium Gal.
Por
eso y por mucho más, la victoria ante el Amorebieta supone un gran vuelco para
la escuadra txuribeltz. Los de Urritxe se presentaban en Irun con la credencial
de equipo rocoso y eficaz. Sus veintidós puntos lo avalaban. Pero el Unión
acertó a noquear a los azules a base de fuerza y presión en el centro del
campo. Visto lo visto, me confieso defensor de la pareja Albisegi-Valín. El hecho de que un jugador de la talla de
Altuna quedara desfigurado, dice mucho del acierto de los txuribeltz.
Sorprendió un fino Goikoetxea, trabajador como de costumbre, pero que salvo en
un par de sustos, no logró poner en apuros a la solvente defensa unionista. La
primera parte parecía avocada al empate y todo hacía indicar que al igual que
ante el Logroñés, el Unión tendría la oportunidad de decidir el encuentro a la
vuelta de los vestuarios. Por el contrario, se encontró con un gol antes del
descanso, sin apenas haber creado peligro. Colinas, menos activo que Chupe el
sábado, abrió la lata al más puro estilo nueve y los de casa afrontaban el
segundo acto con tranquilidad. Más aún tras la expulsión de Aldalur en el
sesenta, que complicaba el partido a los vizcaínos. El Unión tenía la
oportunidad de desplegar todo su juego y aprovechar la superioridad para matar
el partido. Pero el Amorebieta se vino arriba y empujó como no lo había hecho
hasta entonces. Hubo que sufrir, hasta que Kijera, con la ayuda del defensa,
coló el balón en la puerta de Etxebarrieta.
Me
gustaría destacar que el retorno de Otermin había sembrado la duda tras los goles encajados en Sestao, y que sin
embargo, Xixa volvió a salvar los puntos en más de una ocasión. La decisión de
Idiakez parece clara y no veo razón por la que no haya que respetarla. Los tres puntos sirven, ahora sí, para aupar
al Real Unión a la sexta posición de la tabla, a cuatro puntos del cuarto
clasificado. Que por cierto, no es otro que el Lleida, próximo rival de los de
Idiakez. La trayectoria del equipo fuera de casa no inspira confianza, pero la
última victoria permite afrontar el reto sin demasiada presión. El Real Unión
ha demostrado ser capaz de hacer frente a cualquier equipo y la posibilidad de
arrimarse a los puestos de honor debe servir de aliciente. Para condicionante ya está la hora del
partido. Doce del mediodía, lo que obliga al Unión a viajar de víspera. Veremos
de lo que es capaz en su visita a tierras catalanas.
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