martes, 23 de abril de 2013

Lo que el río ve


Resaca
UNAI OIARTZUN
Las consecuencias de la tempestad posterior al partido contra el Lleida se han alargado más de lo previsto.  La semana se antojaba complicada, por el escozor de la derrota y por el castigo que a todas luces, habría que asumir. Así ha sido e Imanol Idiakez no volverá a sentarse en el banquillo txuribeltz en lo que resta de temporada. También el utillero, Paco Indias, ha sido castigado y el club deberá pagar la multa correspondiente a las dos sanciones. Se había hablado incluso de clausura del Stadium, por lo que dentro de la gravedad, puede decirse que el Real Unión ha sufrido el menor de los males. A pesar de todo, el mensaje transmitido por el míster ante la prensa hacía pensar en que el equipo estaba dispuesto a remontar el vuelo, pero no ha sido así. Ha caído en picado.
                El Unión ha resucitado a una Gimnástica que arrastraba una pésima racha de siete jornadas sin conseguir un solo punto. Y lo ha hecho de la peor manera posible. Adelantándose en el marcador y desperdiciando una gran oportunidad de darse, por fin, una alegría. Andriu anotó el primer tanto del choque, demostrando ser el rematador más efectivo en lo que a saques de esquina se refiere. Sin embargo, los irundarras no lograron mantener la ventaja, ni siquiera hasta marcharse a los vestuarios. Cuatro minutos le bastaron al equipo cántabro para voltear el marcador. La jugada previa al segundo gol local dejó además, preocupantes consecuencias para el  Real Unión. Jon Villanueva recibió su quinta tarjeta amarilla y no podrá participar en el próximo compromiso liguero. La ausencia de Otermin está asegurada, así que la complicada papeleta de defender la portería irundarra quedará, muy probablemente, en manos de Bruno Moncayo, el joven portero del segundo equipo juvenil. Con solo dieciséis años, puede estar ante una oportunidad única.
                En la reanudación lo lógico era esperar una reacción del Unión, una apuesta clara por la victoria. La primera ocasión de Angulo reafirmaba la idea, que se vino apagando con el paso de los minutos. La Gimnástica tenía mucho en juego y retrasó sus líneas con la intención de defender la ventaja y amarrar la victoria. Los de Idiakez se atascaron, chocaron contra el muro cántabro y no volvieron a llevar verdadero peligro al área local. Al contrario que los de casa, que a través de rápidas contras, pusieron en apuros al Unión hasta lograr el tercer y definitivo tanto. Los cántabros tiraron de oficio y los de la muga no creyeron en la victoria, limitando su empuje a balones largos en busca del delantero. No sirvió y el equipo se volvió de vacío.
                La sensación es que el Real Unión estuvo falto de ambición y eso es algo que no se puede permitir. Es triste ver cómo un equipo pierde la ilusión al dejar de luchar por su objetivo. Ver cómo unos jugadores se pasean por el campo pensando en las vacaciones o en la temporada siguiente. Por eso confío en ver un partido diferente el sábado en el Stadium Gal. Confío en ver a un equipo valiente, que luche y se vacíe por conseguir los tres puntos. Es lo que pediría a los jugadores aunque no hubiera nada en juego. Que tampoco es el caso. La clasificación para la Copa parece un premio menor, pero puede suponer un importante aliciente económico y deportivo. Está al alcance y debería ser el objetivo del Unión en los cuatro envites que quedan para despedir la temporada. Tras una campaña en la que han demostrado ser competitivos, los jugadores deben luchar por conseguirlo. Si lo hacen, le valoración del curso será sin duda positiva. 

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