Trabajo sin recompensa
UNAI OIARTZUN
Tampoco la Copa ha servido de
consuelo a un Real Unión que ha sufrido mucho más que disfrutado esta
temporada. Las ganas y la solvencia del Tudelano pudieron con la ventaja de la
que gozaban los irundarras. Ha sido un triste final para una temporada
irregular, marcada por el gran número de despropósitos de distinta índole que
han condenado al equipo a la octava posición. Una plaza que no era la soñada al
inicio de un año impar. Es complicado decir ahora que el Unión merecía haber
estado más adelante en la clasificación. Pero sinceramente, es la sensación que
me queda al hacer repaso de los puntos que, injustamente, se han quedado en el
camino, o de las lesiones que han mermado a una plantilla demasiado corta. Pero
sobre todo, del trabajo y del compromiso que ha demostrado un grupo de
jugadores que se ha vaciado por la elástica txuribeltz. Opino que en ese
sentido, poco más se podía haber pedido.
Sobre
el partido de Tudela, decir que supuso el último capítulo de la pesadilla que
ha vivido el Real Unión, salida tras salida. Los números como visitante son, cuanto
menos, preocupantes. Solo dos equipos han ganado menos partidos que los
unionistas fuera de casa y las nueve derrotas han sido una pesada losa para el
equipo. Sin lugar a dudas, es la asignatura pendiente de cara a la temporada
que viene. El Stadium Gal ha sido el salvador de una campaña en la que la fortaleza
como local ha sido la mayor garantía para el Unión. Equipos que a la postre han
estado arriba, como el Amorebieta, el Barakaldo o el Bilbao Athletic, han
sucumbido a orillas del Bidasoa. Gal ha ofrecido grandes tardes de fútbol, con
minutos de mucho nivel por parte de los de Imanol Idiakez. Tras un mal inicio,
el entrenador donostiarra ha logrado implantar su vistoso y valiente estilo de
juego, y la afición irundarra ha podido disfrutar del mejor espectáculo desde
los buenos tiempos de Iñaki Alonso.
Idiakez
ha sacado jugo a una plantilla de solo dieciocho jugadores. Algunos contrastados
y experimentados en la categoría, y otros completamente desconocidos para el
aficionado txuribeltz. Es el caso de los dos últimos fichajes, Andriu y Chupe,
gratas sorpresas que han justificado con creces su incorporación. Ha sido agradable
disfrutar de un lujo de lateral como Gorka Kijera, y del mejor Albistegi de los
últimos años. El lado más triste lo han dejado hombres como Toño Vázquez o como
Colinas, que no han tenido continuidad por culpa de las lesiones y que sin
embargo, han demostrado la calidad que atesoran. Son algunos de los nombres que
podrían ser claves de cara a la temporada que viene. A los que añadiría, sin
dudarlo, a algunos de los valores que vienen tocando a la puerta del primer
equipo. Balerdi, Arzamendi y otros jóvenes del filial pueden ser la base del
Real Unión del futuro. Nos hay más que ver a Infante, consolidándose como
jugador de Segunda División B. Las cosas están cambiando en la factoría unionista
y con el tiempo deben tener reflejo en el primer equipo. Cuidar la cantera
supone ahorrar dinero y ganar apoyo. No hace falta mirar muy lejos para comprobarlo.
Allá
por julio del año pasado, el club apostaba por un proyecto a largo plazo y
aunque ahora parece complicado, personalmente creo que es el camino a seguir.
Esta temporada puede haber puesto los cimientos de un futuro prometedor y sería
una auténtica pena el no poder darle continuidad. Todo depende de la economía
del club, que tiene la difícil tarea de solventar los problemas de la campaña que acaba de
finalizar, antes de planificar la siguiente. Son tiempos duros, de flaquezas y
disgustos para las entidades deportivas modestas. El Real Unión no escapa de la
realidad y se encuentra en una complicada tesitura. En el seno del club sabrán
de la profundidad del problema y a ellos les toca decidir el rumbo a seguir. He
hablado de la mejor opción deportiva, pero tengo muy claro que lo primero es la
supervivencia de este club histórico, que bajo ningún concepto debe verse
abocado al desastre, y menos en vísperas de su centenario. Y si para ello hay
que renunciar a las cotas a las que nos
ha acostumbrado el Unión en la última década, que así sea. Veremos las noticias
que llegan en las próximas semanas. Mientras tanto, ha soñar con nuestro Real
Unión. Nos vemos en el Stadium Gal.
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