UNAI OIARTZUN
No es fácil transmitir un mensaje positivo
tras la contundente derrota de Lasesarre. A nadie sorprende el estilo de juego
del Barakaldo, su enfervorecida hinchada ni el estado del terreno de juego. El
Real Unión sabía a lo que iba a enfrentarse. Lo triste es que tampoco el
trabajo del colegiado es noticia a estas alturas, pero el domingo minó a un
equipo ya mermado por las bajas. Un penalti dudoso a los cinco minutos de juego
desequilibra la balanza y condiciona sobremanera el partido. Y no utilizar el
mismo rasero en los minutos siguientes roza lo preocupante. Con todo, nada es
excusa y la derrota de Barakaldo no deja de ser una decepción. La victoria
estaba cara pero un punto hubiera sido un buen botín.
De
todas maneras, de poco sirve lamentarse ahora. Puede haber discrepancias pero
Idiakez alineó lo que buenamente pudo. Dejando a un lado números y formaciones,
el Real Unión tenía ausencias que difícilmente podían sustituirse. Gabarain y
sobre todo, Kijera, dejaban pasillos en los laterales, que había que solventar
moviendo a otros jugadores. Lo mismo pasaba arriba, donde la falta de Lambarri,
obligaba a cambiar de sistema y por si fuera poco, Colinas y Angulo no estaban
para equilibrar las carencias. El resultado, un Real Unión muy distinto al que
alabamos allá por diciembre. El cambio de planes se tenía que hacer notar y lo
hizo de manera negativa en Lasesarre. Si a eso añadimos el penalti transformado
en el minuto cinco y el segundo tanto al cuarto de hora, el cóctel es mortal.
Después sí, el Unión lo intentó y dominó el balón en la segunda parte, pero el
Barakaldo no iba a dejar volar los puntos y se mostró muy cómodo gestionando la
ventaja obtenida. El debut de Bello fue de lo más significativo en el segundo
acto del partido.
Pasara
lo que pasara, el Real Unión no iba a moverse de la quinta posición y las
consecuencias, se notarían por arriba o por abajo. Lo bueno, es que el
Amorebieta sólo pudo empatar contra el Sestao, por lo que aventaja en cinco
puntos al Unión. Lo malo, que el grupo perseguidor que lideran los txuribeltz
se aprieta, y mucho. Del quinto al undécimo hay sólo cinco puntos de
diferencia. Se ha agotado la ventaja y llega el tiempo de reaccionar. El Real
Unión debería mirar arriba y el camino para ello pasa por el Stadium Gal. Si
fuera cuesta sumar, no queda otra que agarrarse a la fortaleza como local.
Pocos puntos se han escapado de Irun y no veo por qué debería cambiar la
dinámica ahora. Puede que el próximo rival no sea el más deseado, pero su
condición de líder destacado debería servir de motivación. El Alavés aventaja
en trece puntos al Real Unión y sin embargo, es posible, sin mirar a la
enfermería irundarra, que la diferencia entre ambos equipos no sea tan grande
como refleja la clasificación. Habrá que demostrarlo sobre el campo.
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