Semana
mágica
UNAI OIARTZUN
La
última semana ha sido memorable. Quedará en el recuerdo de toda la
familia txuribeltz. El ambiente fue especial desde el principio, con
una rueda de prensa institucional, y con un interés casi insólito
por parte de algunos medios de comunicación. Todo contribuyó a que
el Stadium Gal presentara un aspecto digno de una gran final. La
noche fue una fiesta, que comenzó el propio equipo unionista,
saliendo en tromba para arrollar al Castellón. El Real Unión fue
justo y claro vencedor de una contienda que no tuvo demasiada emoción
en lo deportivo. Me quedo con el post partido, en el que el Unión
celebró el título dándole la importancia que se merece. Con ver a
Xabier Otermin levantar una copa en el palco de Gal el año del
centenario del club. O a sus compañeros ofreciéndosela al público
dando la vuelta al campo. Son imagenes imborrables en la memoria
unionista.
Como
lo fue la rueda de prensa de Aitor Zulaika, acompañado de todo el
cuerpo técnico, leyendo la lista de los veintinueve ganadores de la
copa, y haciendo una mención especial a Urbieta, Ibarbia e Iriondo.
Piezas clave durante el camino, que no tuvieron su oportunidad el
último día. Semejante muestra de humildad y honestidad pone en valor
la importancia del grupo humano en el deporte. Una de las mayores
virtudes del actual Real Unión. Ver al equipo abrazado en un
círculo, cantando al ascenso de categoría, invita a soñar a
cualquiera. Creo que no hay nadie en el entorno unionista que crea en
las posibilidades del equipo tanto como los propios jugadores. Además
de la del centenario, la 2014/2015 ha sido la temporada en la que el
equipo ha superado con creces en ilusión a la afición,
arrastrándola a creer y a involucrarse en la aventura. En ese
sentido, la victoria en la Copa Federación ha supuesto un punto de
inflexión. Una explosión en la que la pasión se ha vuelto a
desatar. La corriente generada puede llevar al Real Unión más lejos
de lo que nadie hubiera imaginado.
Por
de pronto, ha servido para dejar la clasificación para el play-off
muy bien encaminada. El efecto de la emoción posterior a la final ha
resultado positiva. Por un lado, porque las gradas de Gal volvieron a
llenarse el domingo. Todo hay que decirlo, no quiero olvidar el feo
detalle de regalar entradas el día en que los socios tenían que
pagar por entrar al campo. Al socio hay que premiarle y cuidarle.
Dicho lo cual, me parece perfecto que apuesten por llenar el campo.
Que abran las puertas a todos, si así lo quieren, la próxima
jornada. La presión y los ánimos del público jugaron un papel
importante en la visita del Castilla. Así lo admitieron Aitor
Zulaika y sus jugadores. Por supuesto, ellos fueron los verdaderos
artífices de la victoria. El filial merengue fue un rival poderoso,
física y técnicamente. Jugó a convertir el partido en un constante
sube y baja que no convenía, para nada, al Real Unión. Sin
embargo, los locales salieron mejor parados del intercambio de golpes
de la primera parte.
El
descanso surtió efecto, y el partido estuvo más controlado en la
segunda mitad. Claro que hubo momentos de peligro después del
empate, y que un gran sector de la grada llegó a conformarse con el
reparto de puntos. Lo mejor del equipo llegó a partir del tercer
gol, obra de Galán. Tan listo y experimentado para buscar los
penaltis, como certero a la hora de ejecutarlos. El caso es que a
partir del 3-2, el equipo juntó sus líneas y defendió la victoria
a capa y espada durante un cuarto de hora. El Real Unión sumó tres
puntos bien sufridos y trabajados, sobreponiéndose en dos ocasiones
al golpe que supone recibir el empate. Fue una victoria tremenda, con
un resultado final que recuerda, inevitablemente, a la ultima visita
del primer equipo del Real Madrid al Stadium Gal. Con sesenta puntos,
el Unión tiene un pie en la fase de ascenso. Falta el otro, que no se
puede trastabillar en las últimas cuatro jornadas. Una de las
primeras lecciones de atletismo es que nunca hay que parar hasta
cruzar la línea de meta. Podríamos aplicarla al fútbol en este
caso.
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