¿Recuerdan?
UNAI OIARTZUN
¿Recuerdan
la última vez que el Real Unión sumó
cuatro victorias consecutivas? ¿Recuerdan cuándo ganó dos partidos seguidos
lejos de Gal? ¿Recuerdan la última ocasión en la que contaba con doce puntos en la quinta
jornada? Las preguntas podrían sucederse extensamente. Este Unión está destrozando
todas las previsiones, habladurías y comentarios que se habían sucedido desde
el mes de junio. Lo está haciendo desde la humildad y el trabajo. Sin olvidar
el tropiezo de Leganés, aprendiendo de él, el equipo ha preparado y disputado a
conciencia cada partido y el resultado, no podría haber sido mejor. Los de
Sergio Francisco han sumado todos y cada uno de los puntos en juego desde la
segunda jornada. Logrando victorias de altura, como la cosechada el domingo en
El Alcoraz.
Por muy de cara que se pusiera el
choque con la tarjeta roja en el minuto ocho, los tres puntos merecen un gran
valor. Hay veces que la superioridad numérica complica incluso el partido y no
fue el caso del domingo. En gran medida debido al gol que inauguró el marcador,
nada más poner el balón en juego tras la expulsión. Otro tanto de bella factura
para Juan Domínguez, ésta vez de falta directa, recurso escasamente explotado
últimamente. Otra diana que suma el donostiarra, que sigue demostrando su
excelente estado de forma. Ese minuto condicionó totalmente el envite y el
Unión supo explotar su ventaja. No es algo nuevo. Ocurrió en Laudio, se repitió
en Gal contra el Conquense y volvió a suceder el domingo en Huesca. El Real
Unión de Sergio Francisco sabe gestionar un resultado. Se encuentra cómodo
mandando en el marcador. El domingo volvió a demostrarlo, con su disposición
sobre el terreno de juego, con serenidad para mover el balón. Y con una defensa
que, siendo la parcela más cuestionada por la grada, acumula dos jornadas sin
encajar un solo gol.
A partir de ahí, el contraataque
unionista empieza a ser temible. Una de las señas de identidad del equipo. Con
gente como Gabilondo, Juan Domínguez, Saizar y Hugo Rodríguez, los txuribeltz
pueden matar un partido en cualquier instante. El domingo se retrasó ese
momento, pero hubo sobradas ocasiones para haber sentenciado antes. Falta
afinar la puntería para no tener que sufrir el tramo final. Por lo demás, la
sensación de fortaleza y seguridad sigue aumentando exponencialmente. El equipo
está adoptando la imagen deseada. Por si fuera poco, los resultados acompañan y
el trabajo se ve reflejado no solo en el campo sino también en la tabla
clasificatoria. Sergio Francisco y su equipo se han ganado a pulso la confianza
del entorno, que, curiosamente, prefiere resistirse a soñar con cotas mayores.
Tras una década en la que el play-off era un objetivo indiscutible, el
aficionado unionista se había concienciado para no despistarse, asumiendo que
la permanencia era la única meta.
Es por eso que aún persiste el
comentario tranquilizador, reservado y hasta pesimista en el Stadium Gal. Y lo
cierto es que no es del todo negativo, porque impide que se genere una excesiva
presión que lastre al equipo. Lo que me gustaría es que en caso de torcerse las
cosas, alguno se guardara críticas y agravios, del mismo modo en que lo hace
con su emoción en estos instantes. Mientras tanto, los txuribeltz siguen
trabajando en silencio, tal y como lo han hecho hasta el momento. El domingo
recibirán a la Real Sociedad B, en uno de los encuentros más esperados por la
afición unionista. El filial donostiarra ha protagonizado un irregular arranque
de temporada y se encuentra en decimotercera posición con cinco puntos. Mucho
ojo. Que nadie se confíe. Pensar en una
victoria asequible es un tremendo error. El Sanse es un auténtico experto en
asaltar el Stadium. ¿Acaso no lo recuerdan?
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