martes, 9 de octubre de 2012

Lo que el río ve

Increíble pero cierto
UNAI OIARTZUN
Es preocupante que tras la séptima jornada, tenga que volver a arrancar hablando de la actuación del colegiado en el último encuentro del Real Unión. Lo triste es que realmente, no queda más remedio. Lo dijo Imanol Idiakez en la rueda de prensa: “ Es suficientemente determinante lo que ha hecho el árbitro como para que lo que ha pasado en el juego quede en segundo plano”. Un penalti no pitado y una expulsión extremadamente rigurosa fueron losas demasiado pesadas. Dos decisiones que cambiaron el rumbo del partido en cinco minutos. Con el gol anulado a Lambarri ante el Logroñés ya  son cuatro los puntos que debía haber sumado el cuadro txuribeltz. Hagan cuentas y piensen qué lugar ocuparía el Unión en la clasificación general. Y eso sin hacer un solo partido brillante.
                Nadie discute que el Eibar dominó por completo la primera parte. Suyas fueron las mejores ocasiones, que por acierto del debutante Villanueva no subieron al marcador. El Unión sufrió de lo lindo y estuvo a merced del cuadro armero. Pero aguantó y mantuvo el empate a cero hasta el final del primer periodo. En el segundo hizo lo más difícil. Superó al Eibar en el centro del campo, cogió las riendas del partido y consiguió ponerse por delante en el marcador, tras una espléndida pared entre Lambarri y Juan Domínguez, que el donostiarra supo rematar magníficamente. El gol alentó a la grada, que hasta el momento no había creído en la victoria y el equipo se vino arriba. Sin embargo, cuando el 2-0 parecía cuestión de tiempo, apareció el de negro para destrozar el derbi en un momento. Aún así, el Unión se mantuvo firme y mientras el público desesperaba ante cada decisión del señor García, los txuribeltz trabajaron para mantener el resultado. Y a punto estuvieron de conseguirlo. Pero el Eibar es el Eibar, y sabemos lo que eso significa. Si el partido no está sentenciado y el equipo azulgrana lleva vivo al final, el rival tiene el grave peligro de encajar un gol en el último suspiro. Los peores augurios se cumplieron y el árbitro vio recompensada su incansable labor. Dos puntos volaron del Stadium Gal.
                El balance de daños al término del encuentro es desalentador. Kijera abandonó lesionado el terreno de juego y Lambarri y Domínguez fueron expulsados, de modo que no podrán jugar el próximo partido. Pero no quiero que lo positivo quede en segundo plano. He nombrado al portero Villanueva, sensacional en su debut, igual que Toño Vázquez, en el estreno ante su público. Gran partido de Juan Domínguez, ese jugador diferente, que aporta algo especial al equipo. Bien en las bandas, tanto Chupe como Colinas. Desborde y velocidad. Pero lo más importante, insisto, es el trabajo colectivo. El domingo, sobre todo tras el 1-0, el Real Unión demostró ser un equipo, capaz de sufrir y pelear cuando hace falta, pero también de jugar y combinar, aunque sea de manera intermitente. Por ahora. El sábado toca rendir visita a la factoría de Zubieta, donde esperará un Sanse con el que habrá que tener mucho ojo. No en vano viene de propiciar el segundo susto consecutivo al Alavés. Toca levantarse y salir a arrollar al filial txuriurdin. 

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