Vencer y convencer
UNAI OIARTZUN
La meteorología del pasado
domingo, el estado del campo y el rácano planteamiento del rival presagiaban un
pobre espectáculo en el Stadium Gal. Lento, físico, trabado y aburrido para el
espectador. Nada más lejos de la realidad. Desde el minuto uno, el Real Unión
cogió las riendas del partido, empezó a combinar y no tardó en encontrar
grandes huecos entre la maraña defensiva rojilla. El Promesas, muy flojo,
demostró el porqué de su clasificación y no fue rival para los irundarras. En
ningún momento. Valín y Albistegi volvieron a adueñarse de la medular y la
línea de Colinas, Chupe y Seguro pisó área con escandalosa facilidad. Sólo la equivocada
elección en el pase evitó una abultada goleada.
La
zaga no pasó ningún apuro y bien por la escasa insistencia del rival,
bien por el buen hacer de los txuribeltz, volvió a mantener la puerta a cero.
Mención especial se merece Gorka Kijera, que además de cumplir en tareas
defensivas, se dio un homenaje con el segundo gol. Villanueva, titular por
tercera vez consecutiva, tuvo que intervenir en una sola ocasión. Y cumplió. No hay duda de
que la defensa unionista inspira una gran confianza. El mayor problema sigue
estando de tres cuartos para adelante. Las extremos, y en especial Colinas,
desbordan con gran facilidad y jugadores como Chupe o Juan Dominguez, ausente
en las dos últimas jornadas, se mueven a las mil maravillas entre las líneas del rival. Pero los errores en el último pase o en el propio remate acaban
desbaratando claras ocasiones de gol. Idiakez sigue teniendo trabajo en ese
aspecto. Chupe fue una de las notas más
positivas del domingo, creando peligro en la media punta y abriendo la lata con su disparo
en el uno a cero. Alguno de los que en su día arremetiera contra la secretaría
técnica por no haber traído a un segundo nueve puro, estará comiéndose sus
propias palabras. La verdad es que el madrileño ha demostrado una gran
polivalencia y abre interesantes abanicos para la delantera unionista.
Decía
que la tarde de domingo prometía un partido diferente, de los de antaño. Pero
el barro, gracias al buen drenaje del césped fronterizo, no hizo acto de
presencia. Y aunque el Promesas lo buscara, el Unión renegó del juego directo, del clásico patadón. A veces llega a desesperar al público, pero el
equipo sigue firme en su afán de jugar el balón desde atrás. Requiere algo de
paciencia, pero poco a poco empieza a funcionar. Quienes optan por silbar deberían preguntarse cuánto tiempo lleva el Unión sin tener una identidad, una clara idea de juego.Por el momento, el equipo acumula ocho de los últimos doce puntos y se mantiene en línea ascendente. El
domingo viaja a Tafalla, para medirse a la Peña Sport del histórico capitán
Eneko Romo. El equipo navarro arrancó bien, pero ya encadena dos derrotas
consecutivas. El Real Unión debe plantarse en el campo de San Francisco con la firme
intención de llevarse los tres puntos que confirmarían definitivamente su
despegue. Los txuribeltz siguen lejos de la parte noble de la clasificación,
pero las sensaciones son buenas e invitan a pensar que a corto-medio plazo, la
situación puede cambiar considerablemente.
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