Respiro de alivio
UNAI OIARTZUN
El Stadium Gal estaba necesitado
de celebraciones. Hace tiempo que las tardes de gloria quedaron atrás y el Real
Unión se encuentra sumido en las horas más bajas de los últimos años. Por eso
el ambiente del domingo recordó imágenes
del pasado. La tarde comenzó animada por las calles de Irun. La noticia de la
ajustada derrota del Atlético de Madrid B daba la opción de asegurar la
permanencia en Gal. Llegada la hora del partido, el público llenó las gradas,
que presentaron el mejor aspecto en toda la temporada. Las peñas animaron, la charanga no dejó de
tocar, y los jugadores se encontraron con un apoyo total de principio a fin. El
domingo equipo y afición fueron uno en el camino hacia la permanencia. Es fácil
subirse al barco cuando marcha viento en popa. No era el caso, y sin embargo,
la afición respondió a la llamada del Real Unión.
La
motivación de los resultados favorables y del apoyo en la grada fortalecieron
al equipo txuribeltz. El partido presentaba grandes dificultades. El
Fuenlabrada era un potente rival, con un goloso premio en juego. Imponerse en
Gal era su única oportunidad de llegar con opciones de play-off a la última
jornada. Necesitaban la victoria a toda costa, pero prefirieron no arriesgar. Se
centraron en defender su portería y no buscaron la contraria con demasiada
insistencia. El Unión supo adecuarse a las circunstancias. La presión y la
necesidad de ganar también atenazaba a los txuribeltz, pero en esta ocasión,
tuvieron la calma y la paciencia necesarias para construir la victoria desde la
base. En ese sentido, la experiencia de los veteranos jugó un papel decisivo en el Stadium Gal.
Otermin, Eneko Romo, Goikoetxea y Juan Domínguez representaron el espíritu del
mejor Real Unión de la última década. Estuvieron bien apoyados por la actual
generación de jugadores txuribeltz, que han mostrado su total compromiso por
mantener al equipo donde se merece.
Fue
difícil perforar la portería madrileña. Los locales tuvieron el balón, lo
jugaron con criterio y entraron veloces por las bandas. Los centros no encontraban
rematador y las opciones se agotaban con el paso de los minutos. El Fuenlabrada
llegaba poco, pero lo hacía con peligro, y cualquier jugada desafortunada podía
suponer la derrota. Por eso estalló el Stadium Gal con el gol de Goikoetxea. El
debarra remató el enésimo córner de los unionistas, y el balón entró en la
portería. Era un tanto que valía la permanencia y como tal lo celebraron los
unionistas. Después hubo que sufrir, había partido por delante y el Fuenlabrada
no estaba dispuesto a tirar la toalla. Pero gol de Abaroa certificó la
victoria. La jugada de Juan Domínguez, marca de la casa, y el remate del de
Lekeitio, acabaron con el sufrimiento del Real Unión por esta temporada. El
árbitro dio por finalizado el partido, la afición celebró la permanencia y los
jugadores respiraron aliviados. Acto seguido, agradecieron al público su papel
en la consecución del objetivo.
A
principio de temporada, la permanencia estaba marcada como mínimo a cumplir. Y
al mes de competición, parecía un objetivo más que asequible. Con el tiempo, la
temporada se torció, y el viento no ha dejado de soplar en contra del equipo
dirigido por Sergio Francisco. Durante los últimos meses, la caída del Unión
parecía conducir a la tragedia. Pero los txuribeltz han salvado el curso
asegurando la continuidad del equipo en Segunda División B. Por lo que han
tenido que soportar y por las condiciones en las que han tenido que trabajar,
merecen sin duda el aplauso de todos. Ahora llega el momento de valorar de
manera crítica lo que ha ocurrido durante la temporada. También de solucionar
problemas, de sopesar opciones y de reflexionar sobre el futuro del club. Después de celebrar que el Rea Unión se ha
salvado del desastre que hubiera supuesto el descenso.
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