Jarro
de agua fría
UNAI
OIARTZUN
El golpe encajado en el último suspiro fue duro para todos, no hay
manera de negarlo. El empate no servía para asegurar el play-off,
pero al menos no hubiera dejado un sensación tan amarga. El Real
Unión ha perdido dos partidos de manera consecutiva, teniendo al
alcance de la mano el billete para la fase de ascenso. Por suerte
sigue teniéndolo, a raíz de los últimos resultados de los rivales.
Con una victoria más, el Unión habrá alcanzado la meta que se ha
puesto. Lo malo es la imagen que han ofrecido los txuribeltz durante
las segundas partes de sus últimos compromisos. Los bajones llevan a
pensar en la fatiga, en la carga de minutos de algunos jugadores. Es
preocupante de cara a las eliminatorias por el ascenso. Si no llega
en su mejor nivel, el Real Unión lo tendrá difícil contra los
mejores equipos de los demás grupos.
Puede que la derrota sea una sorpresa para quien no acudió al
Stadium Gal. Para los asistentes, la cruda realidad es que a lo largo
de la segunda mitad, se mascaba la tragedia. El Real Unión había
dominado al Las Palmas durante casi toda la primera parte. Las
ocasiones se habían sucedido de forma continua, y se puede decir que
la ventaja otorgada por Galán era corta, teniendo en cuenta lo visto
sobre el terreno de juego. Sin embargo, a partir de la reanudación,
incluso un poco antes, la trayectoria del partido cambió por
completo. El equipo local se fue diluyendo. El filial canario le
comió la tostada en el centro del campo, arrebató el balón a los
txuribeltz y puso en evidencia sus carencias. Aitor Zulaika trató de
poner remedio al problema, pero no acertó con los cambios, en gran
medida a causa de las molestias musculares de Mikel Alonso, que le
obligaron a dejar el verde al poco de ser retrasado a la posición de
pivote defensivo.
El Las Palmas Atlético rozó el gol en más de una ocasión, y
terminó consiguiendo el premio cuando más duele al rival. En el
tiempo de descuento. El Real Unión había optado ya por la
contención, dando por bueno el empate al ser consciente de que la
victoria se había complicado. En ese contexto, el tanto de Germán
fue un auténtico mazazo. Dejó helado a todo el Stadium Gal,
descontento ya con la segunda parte, y visiblemente cabreado después
del segundo gol visitante. El que se marchó desolado fue Jorge
Galán, que tuvo una ocasión única de empatar la contienda in
extremis. La verdad es que el delantero falló algo más de lo
habitual. También lo hicieron varios de los rivales del Real Unión
en la pugna por el play-off. Por eso el Unión sigue tercero y tiene
la opción de asegurar el billete con una victoria más. No hay
motivo para alarmarse. Los txuribeltz tienen una semana para corregir
los errores y buscar la manera de ganar en Cuenca. En juego, nada
menos que disputar una fase de ascenso.
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